
Encuarentenados y a corazón abierto
Cuando la realidad supera la ficción
Ángel Caído
por Celeste Orellana
Como si fuese un juguete la usaron, la rompieron y la tiraron a la basura.
Prólogo
Era un día muy soleado, recuerdo ver entrar desde la ventana de mi habitación algunos rayos de sol. Aún recuerdo la calidez que sentía cada vez que alguno alumbraba una parte de mi cuerpo, como si estuviera tocando fuego pero sin hacerlo, como si algo me estuviera ardiendo por dentro pero sin que pasase eso, como si alguien o algo estuviera allí pero no. Nada de eso pasaba, nada de eso me pasaba. Pero si no pasaba, ¿por qué lo sentía?Eso era simplemente un sentimiento, un cálido sentimiento, que me provocaba esa sensación, esos rayos provenientes del sol.
Ese mismo día, recuerdo haber estado cuestionándome acerca de qué hecho iba a contar para mi trabajo de Lengua. Mi profesora nos había dejado elegir con total libertad acerca de qué hecho real quisiéramos contar. Al igual que el escritor argentino Rodolfo Walsh, yo quería contar un caso real que me provocará un profundo sentimiento de impartir justicia y con el que pudiera compartir mis pensamientos, así como también, mis dudas o cuestionamientos acerca de lo ocurrido. Para aquel entonces, muy recientemente, había terminado de leer una de sus obras, Operación Masacre. Una novela que me impactó muy profundamente, no solo por su búsqueda de hacer justicia, sino también por la forma en la que narra los hechos, siendo tan descriptivo y al hacer uso de los recursos literarios de una forma tan magnífica, tal como él solo sabe hacerlo.
Me recosté sobre la cama y cerré los ojos. Por un momento, intenté dejar de lado todos los problemas y deberes que me agobiaban. De repente, un recuerdo vino a mi mente. Volvía a tener 10 años. Me encontraba jugando con mis muñecas, mientras, mi mamá miraba el televisor. Aún recuerdo su expresión, su rostro se veía invadido por un gran susto, tristeza y preocupación a causa de aquella pobre niña. Su cara se dirigió a mí. Cerró sus ojos, puso sus manos en posición para rezar y rezó por esa niña y por todas las niñas asesinadas igual que ella, incluso, rezó por mí, para que no fuese la siguiente, para que no fuese yo otra víctima de femicidios.
Abrí mis ojos nuevamente. Ya sabía sobre qué quería escribir. Quería contar lo que ella no pudo. Quería hablar acerca del asesinato de Ángeles Rawson cometido el 10 de junio del 2013.
La historia del asesinato de Ángeles Rawson resonó mucho durante el 2013 y el 2015. Durante todo el día, los medios de comunicación seguían a tiempo real el caso. Un caso que provocó una gran indignación y tristeza en la población. Mucha de la información que recolecté la obtuve de estos mismos medios, que a su vez, la obtuvieron de las mismas personas ocupadas de resolver el crimen de Ángeles Rawson. Videos, testimonios, noticias, expedientes, facturas, entre otros, todas estas son las diferentes fuentes de información que fueron fundamentales para reconstruir su asesinato.
Mumi
Nos situamos en el año 2013, para aquel entonces Angeles Rawson, o como muchos la llaman por cariño “Mumi”, era una adolescente de tan solo 16 años, de contextura chica, delgada y menuda. Responsable, tranquila, buena amiga, cero quilombera, una estudiante de diez, así recuerdan, así afirman sus amigos que era Angeles.
Ella era un chica que en vez de salir prefería quedarse en casa, en vez de ir a bailar, quedarse en su dormitorio viendo anime, en vez de llevarse materias, aprobarlas.
Mumi tenía dos hogares, en algún momento del pasado había sido uno, pero ya no. Jimena Aduriz y Franklin Rawson no podían seguir juntos, la convivencia y el cariño ya no eran lo mismo, lo único que los seguía manteniendo unidos era el amor a su hija, un amor que les traerá risas al igual que llantos, alegría al igual que sufrimiento, compañía al igual que abandono. Cada uno rehizo su vida, con nuevas parejas, nuevos hogares, nuevas familias.
Con quien convivía más Ángeles era con su mamá, ambas vivían en uno de los barrios más glamurosos y costosos de la Ciudad de Buenos Aires, el barrio de Palermo. Pero no vivían solas, sino que vivían con su padrastro, Sergio Opatowski, y sus dos hijos, Juan Cruz y Axel. También podríamos mencionar a Dominga, no vivía ahí, pero venía tres veces a la semana a limpiar y conocía a la familia hacía más de 6 años.
El 10 de junio de ese mismo año, el otoño se estaba yendo y llegaba el invierno, el frío iba a volver a apoderarse de las calles, tendríamos que volver a esperar otro año más para el retorno del otoño. Mumi ese día también se fue pero no volvió ni volverá en un año. ¿Dónde está Mumi?¿Por qué no vuelve? Esas son las mismas preguntas que me hice yo cuando me contaron la historia de ese día.
¿Dónde está Ángeles?
Era el 10 de junio del 2013, ese día pareciera ser un día normal, un día más, donde Ángeles tenía clases e inglés a la tarde. Entre las 08:00 y 08:45, Angeles desayunó junto con su familia. Al terminar, se puso su uniforme deportivo, agarró su morral, guardó su cuaderno de comunicaciones junto con su celular, saludó a su familia, abrió la puerta con sus llaves y se dirigió al campo de deportes de su colegio, ubicado en Concepción Arenal 2339. A las 09:45, Ángeles término Educación Física, se reunió con su grupo de amigos y caminaron juntos hasta Concepción Arenal y Crámer, a partir de allí se separaron y ella continuó su camino sola, como era de costumbre. Alrededor de las 10:00 debería haber vuelto a su hogar pero... no regresó allí, ni volvió al colegio, ni siquiera fue a inglés.
Capaz, ella se fue a comer con sus amigos.
Tal vez, tenía una banda de tarea y se fue a estudiar a la casa de una amiga.
Quizás, se fue a boludear por ahí con sus amigos.
-Hola Cande, soy Jimena, la mamá de Mumi. ¿Ella está con vos?
-No, ella ni siquiera fue al colegio después de gimnasia.
Ya eran las 21:00, Mumi no aparecía.
Desesperados sus padres llamaron a todas partes, fueron una y otra vez a los lugares donde podría encontrarse Mumi, pero nadie sabía nada, la esperanza de hallarla se había roto. Con lágrimas en sus ojos y con su corazón partido en mil pedazos, en medio de la oscura madrugada, sus padres hicieron la denuncia de su desaparición. Se sentían como en una película de terror, pero algo era seguro, esto no era ficción, era real. Ese día marcó un antes y un después en sus vidas.
Tic, tac, tic, tac, las agujas del reloj se movían, las horas pasaban, y la familia de Ángeles no tenía noticia alguna acerca de su paradero.
Milagrosamente, o mejor dicho lamentablemente, el 11 de junio del 2013, un trabajador de la CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado) se comunica con la familia para notificarles que encontraron el cuerpo de Ángeles en el basural de José León Suárez, mismo lugar donde años atrás la policía de la Revolución Libertadora decidió acabar con la vida de 5 personas, la conocida Operación Masacre. Con una bolsa en la cabeza, una soga en el cuello, heridas profundas por toda su piel y las manos y los pies atados, así fue hallado el cuerpo de Ángeles.
¿Qué le hicieron?
Inmediatamente, ese mismo día, se llevó a cabo una autopsia. La primera autopsia.
Los forenses se llevaron el cadáver de Ángeles. Se dirigieron al último cuarto del pasillo, allí no entraba luz ni siquiera había ventanas. Recostaron el cuerpo en la camilla que se encontraba en el medio de la habitación. Agarraron cuchillas y pinzas. Revisaron cada moretón, cada lastimadura y cada herida que tuviese la niña. El encargado de dirigir la autopsia era Héctor Guzmán, un hombre con una gran debilidad hacia los cigarrillos.
Después de una larga espera, los resultados llegaron ese mismo día. Los forenses determinaron que la niña murió aplastada en el circuito de la basura tras una agonía de 12 horas. Dedujeron que todas las lastimaduras que tenía en su cuerpo fueron debido a que la tiraron al basurero, además que otras se las hizo mientras se hallaba en el camión de la basura. Pero... ¿no hay adn de nadie?¿quién pudo haberle hecho eso?...es más, ahora que lo recuerdo, ¿Ángeles no traía con ella su morral donde tenía su celular y su cuaderno?
¿Quién mató a Ángeles?, esa era la pregunta que circulaba por la mente de los policías.
Aquel mismo día, 11 de junio, la policía empezó a interrogar a los vecinos y propietarios del edificio. Nadie escuchó gritos, ni llantos, ni nada fuera de lo normal. Nunca había pasado un caso así en el edificio antes, todos se conocían entre todos. Las testificaciones de los vecinos fueron muy similares, que estaban trabajando por lo que no podrían haber estado en casa, que estaban durmiendo, que estaban atendiendo a sus hijos, que habían salido a comprar, etc. Solo una vecina, difirió de los testimonios anteriores, dijo haber visto el 10 de junio a la noche a Sergio Opatowski sacando una bolsa enorme de basura.
Los interrogatorios habían terminado para aquel día. Aún quedaba por entrevistar a la familia de Ángeles, especialmente a Sergio Opatowski, su padrastro, y al portero, quien este día no estuvo debido a una licencia que pidió.
Sergio Opatowski, ese era el nombre que se les venía a la mente una y otra vez a los policías. ¿Quién era Sergio Opatowski?¿Qué hizo aquella mañana? Lo único que sabían era que: tenía 45 años, era el esposo de la mamá de Ángeles, tenía dos hijos, era un empresario que se encargaba de manejar la empresa familiar, y que aparentemente había sacado la basura en el mismo día del crimen. También, otro aspecto que no les cerraba a los policías era las cosas que decía, así como también su lenguaje corporal. Para aquel entonces, pocas veces habían interactuado con él, solo cuando Jimena hizo la denuncia, pero esa nula conversación que tuvieron sumado a un dudoso diálogo que dará para los medios de comunicación despertarán en los policías severas sospechas. “Estamos destrozados pero la vida continua”, increíble que lo mencione a tan solo dos días de la muerte de la niña, en su funeral, sin siquiera mostrar algún signo de tristeza.
Los policías continuaron con la recolección de datos. Empezaron a observar videos de seguridad de edificios cercanos a su residencia. Con cuidado, prestando atención a cada detalle. Después de un largo rato de búsqueda, encontraron algo. Encontraron un video que muestra a Ángeles yendo en dirección a su edificio a las 09:52 el día 10 de junio. Ángeles sí volvió al edificio, pero no a su departamento.
-Che, te llama la familia de Ángeles. Dicen que quieren darte información acerca del celular.- policía de la recepción.
-Ahora vuelvo.
El policía que quedaba volvió a ver otra vez el video. No había nada incriminante o dudoso. No había alguien siguiéndola o realizando movimientos extraños. Solo aparecía ella caminando durante ¿cuánto 2 o 3 segundos? Pero…¿qué es esto?, será que parecerá así por la grabación y solo la estoy flasheando, o realmente es lo que mis ojos ven.
-¿Qué te dijeron?- le pregunta con la mirada fija en la computadora.
-Nada importante, solo que ellos, Jimena y Sergio, tenían un conocido en Movistar y que, aparentemente, el conocido les dijo que Ángeles al salir de gimnasia hizo una llamada al banco y se recargo en el celular 50 pesos.-
-¿Por qué no tendría importancia esa información que te dieron?
-Es imposible, yo llamé a la compañía para que me otorgara todo el registro del celular de Ángeles, ellos me notificaron que no hizo ninguna llamada ese día. Además, el padre me dijo que todos los miércoles de la semana su esposa, la madrastra de Ángeles, le recargaba el celular. La verdad que me importaba más saber qué pasó con el celular.
-¿Y te dijeron algo sobre eso?
-Solo que la CEAMSE les dijo que lo más probable es que el celular al igual que el morral, con sus llaves y su cuaderno, hayan sido destruidos por la compactadora.-Se sienta y se sacude el pelo-¿Por qué esa cara pálida?
-Te tengo que mostrar algo...
La segunda autopsia había sido puesta en marcha, esta les llevó varios días. Los encargados eran una junta médica, quienes inconformes ante los resultados de la primera autopsia, decidieron realizar otra. Los resultados de esta nueva autopsia difirieron completamente con la primera, además que sacaron a la luz la incompetencia de las personas que lo realizaron la primera vez y, más aún, la del doctor Héctor Guzmán. Se detectó: una asfixia por estrangulamiento, un surco de ahorcadura, golpes en la espalda, un hematoma en la cabeza, fracturas expuestas en el tórax, fractura de ambos brazos, fractura de una pierna, un pecho desgarrado y se encontraron pequeños cabellos cortos en tres de sus uñas. La junta de médicos postuló que la adolescente fue abusada sexualmente y sufrió un intento de violación, que no se llegó a concluir debido a la resistencia que puso la niña al arañarlo y golpearlo. Partiendo de esta información, podemos suponer que los cabellos encontrados en las uñas de la niña podrían ser pertinentes a su abusador, o capaz, simplemente, se le hayan enganchado en sus uñas debido a que estaba entre la basura, además recordemos que solo eran tres uñas, pero esa información la obtendremos días más tarde...
Por otra parte, retomando la incompetencia de la primera autopsia, hay que dejar en claro que los doctores que la realizaron no lo hicieron de la forma debida, se concentraron más en responder el cómo el cuerpo llegó ahí y el cómo se hicieron las lesiones, no exploraron más allá, no buscaron una respuesta que saliera del basurero. También, hay que destacar que el doctor Héctor Guzmán, tal como señalaron la junta de médicos, permaneció fumando durante toda la autopsia, dicho comportamiento les costó la pérdida de muchos pruebas. Muchas gracias doctor Héctor Guzmán.
Inmersos en la investigación, el 12 de junio, a la tarde, los policías recibieron una nueva noticia. Un barrendero habría encontrado en la Avenida General Paz y Panamericana el cuaderno de Ángeles. Aquel hombre testificó haberlo encontrado a la mañana tirado sobre la pista de la calle, que lo recogió ya que le llamó mucho la atención la cruz que había sobre la tapa y que, posteriormente, al leer la etiqueta se dio cuenta de que era el cuaderno de Ángeles, la niña que mencionan todos los días en los noticieros, incluso llamó a su novia para chequear los datos, y sí, era verdad, era el cuaderno de la niña muerta, por lo que decidió llevarlo a la comisaría.
-Pibe, antes de que te vayas, ¿hay algo que te llame la atención de esto, vos que barrés basura todos los días?
-La posta es que para mí fue tirado ayer a la noche, es imposible que no esté dañado con toda la cantidad de autos que pasan.
-Gracias pibe, te podés ir. - el hombre se retira.
-¿Para vos esto significa algo?-
-Para mí solo lo hicieron para embarrar la cancha.
Sospechosos
Ya han pasado varios días desde la muerte de Ángeles Rawson y, todavía, no se había entrevistado a su familia, hasta ahora.
La primera en presentarse a declarar fue Jimena Aduriz, la madre de Ángeles. Con lágrimas por todo su rostro, y una voz a punto de romperse, ella declaró que la última vez que vio a su hija fue durante el desayuno en ese gris 10 de junio. Nunca pensó que le iba a ocurrir lo que le ocurrió, nunca pensó que esa sería la última vez que vería a su hija, nunca nadie la preparó para ese momento. El dolor la gobernaba a ella. Nada le iba a devolver a su hija, su Mumi, que crió por más de 15 años. La llamó, reiteradas veces, tal como se muestra en el historial presentado a la policía por Movistar. La buscó, pero no la halló, al contrario, la perdió para siempre.
Pese a que en gran parte del transcurso de la investigación a Jimena siempre se le asignó el papel de víctima y madre dolida, en el comienzo de la investigación, también fue una de las más señaladas como sospechosa, esto debido a ciertas incoherencias en algunos de sus testimonios.
El segundo en declarar fue Sergio Opatowski. El sospechoso número uno de la policía y los medios de comunicación. Incluso, el papá de Ángeles desconfiaba de su inocencia y en la de su ex-mujer. El padrastro de Ángeles testificó que la última vez que vio a la adolescente fue durante el desayuno y que se despidió de ella a las 08:45, que después se dirigió al banco Macro en la sucursal de Sarmiento y Reconquista a cobrar su sueldo de viudez, posteriormente, se dedicó a hacer trámites y cobranzas para la empresa, y que finalmente, retornó a su hogar alrededor de las 14:00. Su versión fue refutada con una grabación de las cámaras de seguridad del banco, donde claramente se ve a Sergio Opatowski en el banco a las 10:07. En efecto, no hay duda, Sergio Opatowski no había estado en ese momento cerca del lugar del crimen. Sin embargo, aún quedan dudas acerca de lo que dijo, por un lado, ¿realmente tardás una hora y media en ir al banco desde Palermo a Microcentro?, por otra parte, ¿él saludo a Dominga en la mañana?, en un testimonio que dio dijo que sí, pero en otro que dio, un tiempo después, dijo que no. ¿Realmente Opatowski se fue a las 08:45 al banco o hizo algo que no quiere, no puede revelar previo a ello?
Algo muy llamativo acerca de estos dos testigos es que, en un momento del pasado, una “vecina” dijo a los medios haber sido extorsionada por ambos para no decir nada, incluso, afirmó que en todo el edificio tenían miedo, miedo de lo que les podría pasar si hablaban de ellos o contaban algo malo acerca de ellos. El mismo papá de Ángeles decidió contactar a esta aparente vecina, incluso su abogado presentó su testimonio al caso, pero esto al poco tiempo fue desmentido. Los mismos vecinos del lugar afirmaron reiteradas veces que ella ni siquiera vivía allí.
Nuestro tercer testigo es Juan Cruz, el hermanastro de Ángeles. Él lo único que dijo fue que ese día solo vio a Ángeles durante el desayuno y se fue del departamento a las 09:00, como hacía habitualmente, para ir a su trabajo.
Llegamos a nuestro cuarto testigo, Axel, el hermanastro más chico de Angeles. Un menor de edad que padece de un retraso madurativo. A él no se le interrogó de la misma forma que se les hizo a todos, sino que se lo hicieron mediante la cámara Gesell. El niño contó que aquel día estaba enfermo por lo que faltó al colegio, no la vio a Ángeles ya que estaba durmiendo, recién se levantó cuando Dominga, la mucama, le tocó la puerta alrededor de las 09:00 y 09:30.
Pareciera ser un niño normal, ¿no? Sin embargo, incluso él, fue señalado como un fuerte sospechoso por la defensa, a tal punto que le preguntaron sobre su sexualidad y si se sentía atraído por Ángeles en el juicio. La defensa postulaba como una hipótesis que Axel podría ser uno de los asesinos, o el asesino, de Ángeles, además que la familia de aquel niño podría estar ocultando todo lo que sucedió aquel día. Incluso, la misma fiscalía, en un momento del pasado, señaló como un posible coautor del crimen a Axel.
Otro episodio, que puso en duda la inocencia de Axel y su familia, fue la experiencia contada por María Elena Leuzzi, titular de AVIVI (Ayuda a Víctimas de Violación). El día 12 de junio del 2013, el mismo día del funeral de Ángeles, ella había ido, en representación de la organización, a ofrecer todo su apoyo y compañía a Jimena, la madre de Ángeles, por lo que estuvo desde las 14:30 hasta las 20:30 en su departamento. Ella menciona que al llegar al departamento, no estaba limpio, no pareciera que había venido una mucama días antes a limpiar. Polvo en todos los muebles, vasos, vajillas, platos sucios de hace días, un gran desorden por la casa, nada parecía limpio.
Otro aspecto que le llamó la atención fue un llavero. Un llavero con una cinta de colores como usan los adolescentes hoy en día. Ella le dijo a Axel que lo guardara, que estaba entrando mucha gente y se podía perder. “Son las de Ángeles”, eso le responde el niño. Eso afirma con toda honestidad María que le dijo Axel. ¿Cómo llegaron las llaves ahí?¿algún empleado de la CEAMSE las encontró y se las dio?¿cómo es posible que la casa esté sucia si vino Dominga hace dos días? Frente a todas estas declaraciones que hizo la mujer, la familia reitera que nunca se encontraron las llaves de Ángeles, que está equivocada, que se habrá confundido con otra cosa, que escuchó mal.¿Quién está mal la familia o María?
Pasamos a nuestra quinta testigo, Dominga, la mucama. Ella afirma que llegó al departamento a las 09:00 en punto, que saludó a Axel, que nunca escuchó nada, que nadie vino, que hizo su trabajo, que nunca vio a Ángeles y que se fue a las 15:00. Las declaraciones de Dominga fueron muchas veces cuestionadas, cuestionadas por su incoherencia, por ciertas modificaciones que hacía de una testificación a otra, por ejemplo, ¿saludó a Sergio Opatowski?¿Si Juan Cruz salía las 09:00 se lo cruzó? ¿Será que estará mintiendo, o simplemente, se lo olvidó?
Por último, pasamos a nuestro sexto testigo, Jorge Mangeri, el portero del edificio. Jorge Mangeri no quería hablar. Él dijo que, después de que no se presentase en el primer interrogatorio a los vecinos del edificio debido a su licencia médica, la policía lo estaba persiguiendo, que lo amenazaban constantemente, a tal punto que le decían que lo iban a matar, incluso dijo que lo golpearon, señalaba a sus moretones y lastimaduras como muestra de ello. Un portero de la cuadra, muy cercano a Mangeri, dijo haberlo visto muy cambiado, parecía extremadamente preocupado, estaba muy golpeado y muy pálido. Ya no era el mismo de antes. No era su amigo. Era un completo extraño.
Frente a estas declaraciones, la fiscal llama a un médico legista. El médico lo revisa y determina que sus heridas eran de por lo menos 48 horas antes, y que estas eran autoinfligidas para ocultar unos rasguños que tenía debajo. Ya no podía ocultar nada. Mangeri decidió declarar.
-Yo maté a Ángeles Rawson.
Jorge Mangeri
Un buen hombre, muy cortés y un caballero, nunca se insinuó a ninguna mujer, menos aún a las más jóvenes, o eso era lo que decían los vecinos. Todos se quedaron con la boca abierta cuando dijo eso. Nadie, nunca, jamás, en ningún momento, pensaron de él. Pero...las apariencias engañas, ¿no?
Jorge Mangeri es un hombre de 45 años, casado, robusto y alto, mide 1.93 m de altura. Conocía a Ángeles por más de 11 años, la vio crecer, y la vio irse.
El 10 de junio, la esposa de Mangeri se había ido a la casa de sus padres, y él se había quedado en el edificio cumpliendo con su labor. Como hacía habitualmente, como lo hizo todos los años.
Ese mismo día, Mangeri les comunicó a todos los vecinos, mediante el portero electrónico, que iba a sacar la basura dos horas antes, en vez de a las 19:00 a las 17:00. Esta acción de Mangeri había despertado un poco la curiosidad de los vecinos, pero nada más que eso. Las verdaderas sospechas surgieron después de que él se declarase culpable.Una culpabilidad que sólo admitió una vez y que solo lo dijo por presión de la policía.
Otra sospecha fue presentada por una vecina, Celina. Aquel día, al mediodía, Celina había salido a colgar ropa en la terraza. De un momento a otro, se topó con Mangeri. Un Mangeri que se hallaba completamente nervioso. Aquel hombre no la trató con la cordialidad de costumbre e intentó que se fuera lo más rápido posible de allí, ofreciéndose él mismo para cerrar la terraza. Otro aspecto que le resultó extraño es que el portero estuviese usando remera de manga corta y bermudas, porque hacía frío y él nunca se viste así.
A la noche, él se comunicó con la administradora del edificio, le dijo que se sentía mal, que necesitaba una licencia médica y que esa misma noche se iba a ir a la casa de sus suegros junto con su esposa. La administradora se lo dio, nunca había pedido licencia, por qué negarse ahora. Sí se sentía mal, que descanse, se lo merecía.
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El resultado de ADN de las uñas ya estaba listo. La junta de médicos ya lograron detectar a quién le pertenecían esos pelos. Nada más y nada menos, que al mismo Jorge Mangeri.
Ya era definitivo. No hay duda. Jorge Mangeri era el culpable de la muerte de Mumi, nuestro ángel.
¿Por qué le hicieron eso?
El día del juicio a Jorge Mangeri había llegado. Era el 18 de julio del 2015, el juicio se estaba llevando a cabo en el Tribunal Oral en la Criminal 9. Fuera del tribunal, se encuentran un número inimaginable de periodistas de diversos medios de comunicación, así como también, un gran número de personas dando su apoyo y movilizándose a favor de la familia de Ángeles. Dentro del tribunal, por un lado, tenemos a los denunciantes, la familia destruida y quebrantada de Angeles Rawson, por el otro, tenemos a la defensa, compuesta por Jorge Mangeri, el acusado.
Nos encontramos ante un día decisivo, un día con luces y sombras, un día que traerá felicidad, al igual que tristeza. Como si fuese una partida de ajedrez, ambos reyes se enfrentan sobre un mismo tablero. Ninguno se encuentra solo, ambos reyes tienen un grupo, un grupo con muchas piezas, piezas sobre las que apoyarse y defenderse. Algunas piezas pueden ser más débiles y otras más fuertes, algunas pueden moverse de forma recta y otras de forma vertical. Sin embargo, todas harían lo que sea, incluso dar la vida, con tal de que sus reyes ganasen la partida.
Primero, comenzó hablando la querella. El abogado de la familia, Pablo Lanusse, dijo que Ángeles Rawson llegó al edificio de Ravignani 2360, Palermo, a las 09:52, el día 10 de junio del 2013, pero que jamás pudo haber ingresado a su departamento ya que fue detenida por Jorge Mangeri, quien, con algún tipo de pretexto, la condujo a algún lugar del edificio donde intentó llevar a cabo su crimen, el abusar sexualmente de ella, situación que no se dio debido a la resistencia de la niña. Frente a la negativa, postuló que el hombre decidió asfixiarla y acabar de una vez por todas con su vida. Para finalizar, el hombre decidió ocultar el cadáver, así como también, cualquier tipo de prueba incriminante del asesinato. El motivo que habría llevado al hombre a realizar este atroz crimen sería el satisfacer sus más bajos deseos sexuales, sacando partida de la gran diferencia de altura y contextura que tenía en comparación de la joven. Teniendo en cuenta todo lo mencionado, la defensa exigió que se le otorgase a Jorge Mangeri una cadena perpetua, siendo culpable no solo de homicidio agravado, sino también, de femicidio e intento de abuso sexual.
En segundo lugar, continuó la defensa. La defensa siguió postulando que Mangeri había sido intimidado por los policías, que él no tuvo nada que ver con la muerte de Ángeles, que la segunda autopsia es dudosa y que seguramente habrá sido intervenida por los policías y que las lesiones que tenía habían sido hechas por el mismo al usar un encendedor. Además, resaltó que en caso de que se le aplicara una condena por la muerte de Ángeles, no se le podía aplicar una condena sumatoria por intento de abuso sexual ya que “tal como decían los resultados”, la niña era virgen, por lo tanto, la condena mínima sería de ocho años.
Las horas parecían eternas, cada minuto equivalía a una nueva lágrima. Los papás de Ángeles se encontraban en uno de los momentos más difíciles de su vida, debían escuchar detalladamente el cómo habían asesinado a su hija, su Mumi. Cada lágrima que caía, se la secaban. No podían llorar, debían ser más fuerte e impartir justicia por su hija. Debían hacerlo por todas las niñas que se fueron de su casa y no volvieron.
El juez ya ha tomado una decisión. Le otorga una condena de cadena perpetua a Jorge Mangeri acusándolo de Homicidio agravado, femicidio e intento de violación.
-Lo único que quiero decir es que soy inocente y no tengo nada que ver con la muerte de Mumi.
Epílogo
Ya han pasado siete años desde la muerte de Ángeles Rawson, me parece importante volver a contar esta historia, volver a recordar a Angeles. No hay que olvidarla, no tiene que ser un hecho trágico más. Ángeles debe vivir en nuestros recuerdos, al igual que todas las chicas que murieron a causa de un femicidio. Debe hacerse justicia por ella y por todas.
Cuando empecé a escribir la historia, uno de los aspectos que más conflictos me trajo fue el ordenar cronológicamente los hechos, así como también, el tener que encontrarme con algunos sucesos sin respuestas. Entre estos sucesos se encuentran las zapatillas de Ángeles. En el capítulo 3, uno de los policías menciona ver algo raro en el video donde aparece la joven, sin embargo duda acerca de esto. Lo que vio este policía es que Ángeles vuelve de gimnasia con unas zapatillas blancas pero ella fue encontrada en el basural con unas zapatillas negras. Este hecho fue muy debatido entre los medios de comunicación y la policía pero no llegó a nada más.
Otro hecho que me gustaría destacar es acerca de lo comentado en una entrevista por el hijo de uno de los abogados de Jorge Mangeri. Miguel Ángel Pierri, el abogado de Jorge Mangeri, junto con su familia se habían presentado el 10 de agosto del 2013 en el programa “Contamelo Todo en Vivo”.En la entrevista la familia habló acerca de su vida día a día, hablaron sobre la denuncia y sobre cómo era Mangeri. A mitad de la entrevista, cuando Pierri se encuentra hablando acerca de la inocencia de Mangeri, su hijo, de entre 4 y 6 años, le dice “pero boludo mató a Ángeles”. Tal como dice el refrán, los niños y los borrachos nunca mienten. Esta es sin duda otra prueba que afirma que Jorge Mangeri fue el asesino de Ángeles Rawson.